La exclusión duele y agota

24 julio, 2021

¿Crees que la inclusión no tiene nada que ver contigo?

 

El principal problema cuando hablamos de inclusión es que a muy poca gente le importa el tema, y aún más poca gente relaciona el tema con su propia vida.

 

Cuando alguien escucha sobre inclusión, piensa en personas con discapacidad, minorías, grupos vulnerables, sectores de población en riesgo, y poca gente se asume perteneciente a dichos grupos. ¿Te está pasando ahora?

 

Mi hipótesis es que la inclusión es universal y nos atañe a todos. Vamos a demostrarlo, partiendo de la exclusión, la contracara de la inclusión.

 

Te propongo un breve ejercicio: recuerda un momento en el que te hayas sentido totalmente excluido o excluida. Una situación en la que fuiste rechazado, en la que por alguna razón se te dejó fuera.

 

 

La exclusión y la discriminación no son temas exclusivos de minorías ni de grupos vulnerables, pues en algún momento de la vida, todos hemos sido rechazados.

 

Por consecuencia, su contraparte, la inclusión, es igualmente un tema universal; todos nos hemos sentido parte de algo, nos hemos percibido seguros y totalmente enganchados con alguien o con algo.

 

Hoy quiero abordar dos consecuencias terribles de la exclusión que todos podríamos haber experimentado, y que podrían ayudarnos a conectar con los demás: el dolor que causa y el agotamiento que provoca.

 

La exclusión duele

 

En un estudio llamado does rejection hurt? An FMRI study of social inclusion, publicado en el 2003, se comprobó que las áreas del cerebro que se activan al sentir dolor físico son las mismas áreas que se activan cuando somos rechazados socialmente.

 

No estábamos herrados entonces cuando hemos afirmado que romper sentimentalmente con una persona nos duele, o que ser rechazados de un trabajo o de un proyecto nos desencadena un proceso de dolor.

 

La cuestión es que, esa misma sensación de dolor físico, aunque sea a nivel neuronal y cognitivo, la percibimos cuando se nos rechaza en cualquier contexto.

 

La exclusión agota

 

En un estudio de Gallup, donde se investigan las causas del estrés crónico o el burnout, se encontró que el trato injusto o la inequidad, comportamientos que se desprenden de la exclusión, provocan este síndrome de agotamiento emocional y anímico.

 

Cuando estamos quemados, como se le conoce en el ambiente laboral, entramos en un modo de piloto automático, dejamos de crecer y de aprender, y nuestro comportamiento hacia el trabajo es más bien pesimista y de desinterés.

 

Esto aplica para cualquier ámbito de la vida. Cuando somos constantemente rechazados y recibimos un trato injusto, generalmente nos alejamos, dejamos de participar o incluso saboteamos. ¿Te ha ocurrido?

 

En resumen

 

La exclusión provoca dolor y nos convierte en personas cínicas, aisladas e incluso tóxicas.

 

Tú has sentido alguna vez la exclusión. Tú has sentido igualmente la inclusión.

 

¿Sigues creyendo que la inclusión no te atañe?

 

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