20 octubre, 2025
“Solo somos cuando otro nos ve y nos habla.”
Suena poético, ¿no? Pero también es profundamente práctico.
✂️ Una historia que empieza con un simple corte de pelo
Hace unos días tenía una conferencia importante, así que decidí ir a cortarme el pelo.
Si iba a hablar frente a un público, al menos que mi cabeza no pareciera selva tropical.
Mientras esperaba mi turno, platiqué con la dueña de la barbería. Me contó que tiene una sobrina que nació sin ojos. La charla fue tan natural que no supe si estaba esperando un corte o dando un taller de sensibilización exprés.
💬 Cuando te hablan… pero no contigo
Llegó mi turno y me atendió una peluquera joven, de esas que todavía traen la energía de TikTok en las manos.
—¿Cómo quieres tu corte? —me preguntó.
Le mostré una foto donde yo aparecía recién pelón (bueno, recién cortado).
Después vino la pregunta técnica:
—¿Con qué navaja te cortas el pelo normalmente?
Le expliqué mi método, y acordamos algo simple:
cuando ella pensara que el corte estaba listo, me avisaría para que yo pudiera tocar y revisar si todo estaba parejo.
Hasta ahí, todo perfecto.
Pasaron unos minutos, y entonces… silencio.
Un silencio sospechoso, de esos que uno ya conoce.
Escuché un murmullo entre dientes:
bl“Ya acabé… ¿qué hago?”
Ese momento incómodo en el que las personas hablan de ti en lugar de contigo.
Las personas con discapacidad lo detectamos a kilómetros, aunque lo digan en voz bajita o solo moviendo los labios.
👏 Una respuesta simple, pero transformadora
La dueña, sabia y asertiva, intervino:
“Pregúntale a él.”
Y eso cambió todo.
La peluquera se acercó y me habló directamente:
“Terminé el corte. ¿Quieres tocar para ver si así está bien?”
Le sonreí.
Ahí estaba la lección. Simple. Poderosa. Y demasiado poco practicada:
👉 Si quieres hablar con una persona con discapacidad, háblale a ella.
🌑 La inclusión empieza con una palabra
Parece obvio, pero es el punto de partida para todo lo demás:
la amistad, el trabajo, la educación, la colaboración.
Sin esa conversación inicial, no hay vínculo posible.
Porque, como dije al principio:
Solo somos cuando otro nos ve y nos habla.
Si no hablas conmigo, no existo para ti.
Y si no existo, nunca podrás descubrir lo mucho que podríamos compartir.
💡 La próxima vez…
La próxima vez que veas a alguien con discapacidad, no te compliques.
No busques la palabra correcta, ni el protocolo, ni el tono perfecto.
Solo habla.
A veces, la inclusión empieza con algo tan simple como un:
“Hola, ¿cómo quieres tu corte?”
Pepe Macías