13 septiembre, 2025
Este verano, nuestros colegas de Diálogo en la Oscuridad Japón, Shinsuke y Kiyoe Shimura, presentaron una experiencia profundamente simbólica y conmovedora: “Paz en la Oscuridad”.
La experiencia se llevó a cabo durante 50 días en Tokio, y posteriormente, durante 10 días en un lugar especialmente significativo: Hiroshima, en el marco del 80 aniversario del bombardeo atómico.
Fue ahí donde la oscuridad, una vez más, dejó de ser ausencia de luz para convertirse en un espacio de encuentro, de memoria… y de confianza.
Shinsuke compartió una historia que marcó profundamente el sentido de esta experiencia. La sede de la exhibición en Hiroshima fue el antiguo edificio del Banco de Japón, uno de los pocos inmuebles que resistió el impacto del bombardeo, a pesar de encontrarse a escasos metros del epicentro.
Lo más impactante no fue solo que su estructura resistiera, fue lo que sucedió dentro, apenas dos días después de la tragedia: El director del banco, en un acto de humanidad y confianza, permitió que las personas retiraran dinero sin necesidad de presentar documentos. Tiempo después, cuando se hizo el recuento, descubrió que nadie se había aprovechado. Cada suma retirada coincidía con los registros. La confianza entre personas, en medio del caos, fue el verdadero milagro.
Una visitante de la experiencia lo expresó con claridad:
“Como japoneses, claro que conocemos la historia… pero no la recordamos con frecuencia. Cada quien está inmerso en su día a día. Esta oscuridad fue una oportunidad para detener el tiempo, regresar a 1945, empatizar, valorar e imaginar un futuro en paz.”
Esa es la esencia de la oscuridad en Diálogo: un espacio que nos iguala, nos pone al mismo nivel, nos regresa a lo esencial.
Ahí, donde los roles y jerarquías se difuminan, la confianza se vuelve posible.
Uno de los guías con discapacidad visual que participaron en la experiencia compartió su propio reto:
“No fue fácil. Nos capacitamos durante 10 días. Había que tocar un tema delicado. Sabíamos que entre los visitantes habría nietos e hijos de quienes vivieron la tragedia. Y en nuestra cultura japonesa no es fácil abrir el corazón. Fue salirnos de nuestro rol habitual para convertirnos realmente en facilitadores del diálogo. Y al final, veíamos cómo la gente lloraba, se liberaba, y expresaba su deseo profundo de una paz duradera.”
Shinsuke cerró su relato con una reflexión poderosa:
“En este mismo lugar donde, en 1945, la gente confió en los humanos, hoy creamos oscuridad para reunirnos, recordar, aprender del pasado y dialogar para sostener la paz. Ojalá nunca volvamos a ese estado de guerra.”
Paz en la Oscuridad no fue solo una experiencia. Fue un puente entre generaciones, un momento para recordar que la verdadera paz no se sostiene con poder, sino con confianza.
Y esa confianza —que hace 80 años sobrevivió al peor de los escenarios— sigue brillando cuando elegimos detenernos, mirar hacia adentro, escuchar al otro… y dialogar.
Desde Monterrey, reconocemos profundamente el trabajo de Shinsuke y Kiyoe Shimura, y de todo el equipo de Diálogo en la Oscuridad Japón.
Gracias por mostrarnos que incluso en los lugares donde ocurrió lo impensable, aún es posible sembrar diálogo, empatía y paz.
Gracias por recordarnos que la oscuridad puede ser el inicio de algo profundamente humano.
Pepe Macías