26 julio, 2021
Arbeit und Inklusion bei Boehringer Ingelheim ++ am 26.07.2018 in Ingelheim (Rheinland-Pfalz).
El taller estaba por terminar y me preguntaron, en mi rol de experto en inclusión, cuál es la barrera más difícil de superar para lograr ambientes laborales incluyentes.
Mi respuesta fue el agotamiento, lo que también conocemos como burnout.
EL agotamiento crónico nos quita la energía, nos roba el propósito y nos hace sentir como meras máquinas productivas, a las cuales, por cierto, cada vez les cuesta más producir. Pero quizá valga la pena recordar que uno de los grandes síntomas del burnout es lo que en inglés se le llama “cynicism” y que en español también se llama cinismo, una especie de desinterés algo cruel y deliberado.
El cinismo no nos permite ampliar nuestra perspectiva; obstaculiza nuestra capacidad empática, borra nuestra generosidad y por ende, cancela nuestros intentos incluyentes.
En resumen: estamos tan agobiados y agotados lidiando con nosotros mismos, que no tenemos tiempo para hacer un mundo más justo para los demás.
No obstante, hay casos destacadísimos de personas que están haciendo un esfuerzo sobrehumano por cultivar inclusión.
Durante este taller que narro, fue muy interesante observar una dinámica donde un grupo de personas escucharon un breve audio de 30 segundos. A continuación, se les pidió montar una descripción lo más incluyente posible de dicho audio.
Algunos empezaron a actuar la historia frente a la cámara para que una persona sorda pudiera entenderla. Otra persona describía la escena con palabras para el público ciego. Hubo quien se cuestionó si acciones que estaban en la historia como despertar cuando una alarma suena, o tomarse un café en la mañana para despertar también formaban parte de otras culturas que no fueran nuestras culturas occidentales.
Por lo tanto, la alarma se sustituyó por la luz del amanecer y la energía de un café se sustituyó por estiramientos al despertar.
El grupo presentó su performance ante los demás. Al final hubo un comentario: “su audio descripción estaba en inglés, ¿y si alguien en el público no habla inglés?”
“¡Nunca es suficiente!” – exclamó alguien. Y algunas personas comentaron lo complejo que es ser totalmente incluyentes, pues hay muchas variables en la ecuación.
Más tarde alguien dijo: “yo creo que la inclusión debería de ser mutua, es decir, que las personas en posición de desventaja sean proactivas y nos apoyen en la construcción de la inclusión”.
Y yo estoy totalmente de acuerdo. Vivimos en una sociedad cansada y agotada, propensa a las percepciones auto centradas. Aquellos que queremos construir inclusión debemos ser los primeros que tomemos el pico y la pala, y más aún, demostrar que practicar inclusión puede ser fácil y de beneficio tangible para todos, y que no solo estamos pidiendo otro esfuerzo agotador de carácter filantrópico, sino un cambio hacia la colectividad donde descubrimos que hay suficiente para todos.
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