¿Y quién carajos nos dijo que querían inclusión?

6 diciembre, 2019

La misión de Diálogo en la Oscuridad es facilitar la inclusión social de las personas con discapacidad a nivel global a través de sus exhibiciones y talleres.

 

Hace unos días nos reunimos varios dirigentes de Diálogo en la Oscuridad de distintos países, y mientras estábamos en una mesa de trabajo, la directora de Diálogo en la Oscuridad Viena dijo: “por ahora nuestro problema es el recurso humano; no tenemos personas ciegas que quieran trabajar”. Mi mente mexicana se escandalizó; según yo en Monterrey mucha gente ciega quisiera tener un trabajo, en Diálogo o donde fuera.

 

¿Y cómo es que ocurre eso en Austria? Seguramente la gente ciega allá sí tiene mejores oportunidades laborales que trabajar como guía en Diálogo en la Oscuridad.

 

“Lo que pasa en Austria es que la gente con discapacidad, solo por el hecho de tener una discapacidad, recibe un apoyo económico vitalicio. Después, si están desempleados, reciben otro dinero extra. En total suman unos 1500 o 1600 Euros al mes. Al entrar a trabajar, se les retira el segundo apoyo porque comienzan a recibir un sueldo de su empleador. Un guía en Viena ganará unos 1900 o 2000 euros, o sea, unos 400 euros más que si recibiera los dos apoyos del gobierno. Pero esto no les es suficiente, la gente ciega no cree que sea redituable salir a trabajar cada día, desempeñar actividades laborales y solo recibir 400 euros adicionales. Prefieren quedarse con 1500 euros mensuales en sus casas, sin trabajar.

 

Nuestra colega China soltó una carcajada de alivio. “Pasa exactamente lo mismo con nosotros en China. La gente con discapacidad visual prefiere recibir el dinero del gobierno a ganárselo ellos mismos. Hace poco tuvimos el caso de dos guías que se fueron de la exhibición, ya que lograron mudarse a otra ciudad en china donde el apoyo que recibe la gente ciega es mayor, y que entonces sobrepasaba el sueldo que recibían con nosotros. Qué diferencia es con la gente de Taiwán; un día tuve un guía de Taipéi, trabajaba sin parar, era apasionado, con mucha motivación y ganas de sobresalir”.

 

Entonces pregunté cuál era la diferencia entre Taiwán y China o Austria con respecto a los apoyos económicos, pues sé que Taiwán es de los mejores países para la gente con discapacidad visual. “Ninguna diferencia”, contestó mi colega china. “El gobierno los apoya igual. Pero es la mentalidad. La gente de Taiwán sí cree en la igualdad y quiere lograr la inclusión”.

 

Esta conversación me sacudió. A nivel global y a nivel regional trabajo para fomentar la inclusión laboral de gente ciega. Pero comencé a imaginarme: supongamos que el gobierno mexicano nos diera un apoyo de 4000 pesos por el hecho de tener discapacidad. Y supongamos que nos diera otros 3000 o 4000 por ser desempleados. Con 7 u 8 mil pesos en la bolsa por mes, ¿cuánta gente ciega querría de verdad trabajar?

 

La respuesta la puedo adivinar solo recordando el revuelo que se armó cuando se suponía que el presidente moreno iba a dar un apoyo mensual de 2000 pesos a las personas con discapacidad. Cosa que al final ni siquiera sé si ocurrió y en qué condiciones. Y no juzgo, pues al menos en México el empleo para la gente ciega es más escaso que los políticos honestos.

 

Mi mente ilusa me hacía pensar que en Europa la gente con discapacidad tenía una mentalidad mucho más orientada hacia la inclusión. Sin embargo varios ejemplos, como este de Viena me han desmentido. La situación fue más o menos similar cuando estuve hace poco en Londres y vi la apatía de varios candidatos quienes no querían trabajar por el esfuerzo que guiar les representaba, o por evitarse el fastidio de tener que salir todos los días al transporte público, o incluso una candidata que nos rechazó por no ser cristianos… Me comentaron que la estadística oficial en Inglaterra es que una de cada cuatro personas ciegas tiene un trabajo, es decir, hay una tasa de desempleo del 75%, considerando claro, que muchos de esos empleos los generan organizaciones de beneficencia sobre el tema como la RNIB (Royal National Institution for the Blind). Incluso alguien comentó socarronamente que seguramente la estadística estaba inflada y que el desempleo era mayor. Después me enteré de guías de Diálogo en la Oscuridad que en Europa se limitan a guiar: izquierda, derecha, toca el árbol, detente… guías que olvidan la interacción y el diálogo, y guías que por supuesto olvidan la inclusión y la empatía. Es decir, guías que olvidan el corazón de lo que hacemos.

 

Quizá para muchas personas con discapacidad la batalla está ganada cuando su gobierno les da un dinero por tener discapacidad, y otro dinero por ser desempleados; todo es miel sobre hojuelas cuando su gobierno les provee una ciudad accesible y unas leyes que les permiten tener apoyos diversos como maestros de orientación y movilidad o maestros de tecnología adaptada, o cuando organizaciones casi monopólicas, poderosas y de beneficencia como la ONCE de España o la RNIB en Inglaterra los acogen y les dan un empleo.

 

Pero yo creo que eso es superficial. Para mí eso no es ni igualdad ni inclusión, eso es proteccionismo. Eso es reafirmar tu debilidad y tu incapacidad, y subsanarla con las finanzas de los estados. Es una política proteccionista que cobija con dinero y apoyos, pero que no alimenta ni la motivación, ni la mentalidad, ni los talentos y mucho menos la dignidad del ser humano por lograr realización.

 

No obstante, a veces sí me cuestiono seriamente, ¿quién carajos nos dijo que la gente con discapacidad visual quiere de verdad inclusión, con todo lo que el término conlleva?’

Pepe Macías

pepe@dialogoenlaoscuridad.com.mx