Usted pregunte

5 octubre, 2018

 

 

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“¿Saben qué es realmente cagante?” – Nos dijo mi colega Irlandés a todos los que estábamos cenando en la mesa. “Siempre me sucede, cuando llego al aeropuerto y alguien me saca plática, que a penas la segunda pregunta que me hacen es: ¿y tú siempre has sido ciego?”

¿Y qué es lo molesto de la pregunta? – Yo repliqué.

“Es estúpida. Qué pensarían ellos si yo le pregunto a un desconocido, en mi segunda frase, ¿y tú siempre has sido gordo? ¿Y desde cuándo estás pelón? Es tan estúpido como si me preguntaran: ¿y tú siempre has sido irlandés?”

Le argumenté a mi colega que creo que, casi en cualquier país, es extraño ver a una persona ciega viajando sola. Obviamente esto despierta curiosidades y hasta morbosidades. Le expliqué que creo que es incluso más sano que el desconocido pregunte, aunque nos suene a estupideces, a que se vaya sin interactuar con él y haciéndose no sé qué ideas extrañas.

“Es una falta de respeto preguntar eso a bocajarro”.

Ahí ya entramos en otros terrenos. Hay gente delicada y otros que no lo somos tanto. Hay gente definitivamente hipersensible y frustrada que no pueden digerir su situación y por eso no permiten  que otros escudriñen en esos rincones. Hay también, aquellos, que tienen su discapacidad tan asimilada que dejó de ser tema para ellos.

Sin embargo mi opinión en este tema, es que no hay nada de irrespetuoso cuando alguien pregunta por mi discapacidad. Soy alguien que trabaja y apuesta por la inclusión, la equidad y la empatía. Por lo tanto, recibir y contestar este tipo de preguntas no solo es mi trabajo, sino mi obligación moral y ética, si es que quiero disipar la ignorancia de la gente al respecto de la discapacidad visual.

¿Que a veces uno está hasta la madre y cuesta trabajo? Claro que sí. Se sube uno al Uber después de un mal día y el chofer te pregunta cómo le haces para pedir el Uber si no ves. Estás en la parada del camión, estresado por los ruidos de la calle y alerta para detectar cuando tu camión llegue y alguien te pregunta cómo le haces para salir a la calle solo.

¡EN esos momentos es muy difícil controlarnos y contestar amable y pedagógicamente!

Pero leí una frase que resume el asunto: «Entre el estímulo y la respuesta existe un espacio. En ese espacio está nuestro poder para elegir nuestra respuesta. En nuestra respuesta se encuentra nuestro crecimiento y nuestra libertad» – Viktor Frankl.

Por lo tanto concluyo: si no nos molestamos en contestar a las preguntas e interacciones de la gente a nuestro alrededor, por más huecas que nos parezcan las preguntas, no se vale estar jodiendo que la sociedad no es empática y nos hace a un lado. SI decidimos respirar hondo y contestar con detalle a las preguntas de estas personas, quizá, y solo quizá, alcancemos a ver los frutos de una sociedad incluyente y entendedora de las diferencias.

Creo que yo fracasé con mi colega, porque zanjé el tema con el irlandés dándole un trago a mi cheve y dejándolo libre en su opinión.

Pepe Macías

pepe@dialogoenlaoscuridad.com.mx

 

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