Resiliencia: Otros ojos para ver la vida

24 septiembre, 2020

Hoy te quiero compartir mi definición personal de resiliencia: es mi habilidad para encontrar otros ojos para ver la vida.

Yo nací con vista, al igual que tú. A los 6 años enfermé de leucemia y un derrame de sangre en las retinas me causó ceguera total en dos días. Mi ceguera es irreversible, al menos por ahora en que las retinas no tienen cura.

La psicología define la resiliencia como la capacidad que tenemos para enfrentar adversidades, sobreponernos a ellas y salir fortalecidos. La misma psicología dice, que en mayor o menor medida, todos los seres humanos podemos ser resilientes, siempre y cuando entrenemos para desarrollar esta habilidad.

LA gente resiliente le da más peso a su mundo interno que a su mundo externo. Es decir, la gente resiliente sabe que el mundo externo es cambiante y complejo de controlar, es impredecible e incierto. Por otro lado, saben que lo único que puede estar bajo su control es su mundo interno: lo que piensan, lo que sienten, cómo lo viven y qué hacen en una situación determinada.

Vamos a ver un ejemplo. Supongamos que tu jefe en el trabajo te tiene arto o arta, es un desconsiderado, un prepotente y no toma en cuenta tus necesidades. La postura resiliente sería tener bien claro que tú no tienes mucha injerencia sobre tu mundo externo, es decir, sobre la personalidad de tu jefe; que por más que te enojes, que te inconformes y que protestes de cualquier manera, el único que puede cambiar su personalidad es él mismo o ella misma. Todos tus corajes, tus enojos y tus inconformidades, en realidad serían energía perdida en el proceso de tu resiliencia, a menos de que esto te impulse a trabajar en tu mundo interno.

La postura resiliente sería trabajar contigo, qué tipo de pensamientos negativos y compulsivos sobre tu jefe tendrías que abandonar, qué tipo de pensamientos constructivos y a largo plazo tienes que cultivar. Qué emociones desagradables causadas por tu jefe tienes qué regular, y qué emociones sanas hacia tu jefe tendrías que cultivar. Y lo mismo hacer con tus acciones.

EN mi caso, vivo con una ceguera incurable; hoy en día, ni la tecnología ni la medicina me pueden restaurar la vista. Yo vivo en una sociedad que dista mucho de ser incluyente y equitativa, por lo que, ninguna normativa social me puede asegurar mi bienestar. Y aquí es donde aplico esta frase de Víctor Frankl, psiquiatra que sobrevivió a los campos de concentración Nazi: “Cuando ya no podemos cambiar una situación, tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”.

De regreso a mi definición. ¿EN Qué consiste entonces encontrar otros ojos para ver la vida? Primero, restarle cierta importancia al mundo externo; no se trata de negarlo, pero sí de cuestionarlo para balancearlo: sé que la vista es un sentido muy importante y preciado, que la gran mayoría de la información que una persona capta entra por los ojos, y que la gran mayoría de la gente ve y que la vista es su referencia. Pero al mismo tiempo puedo cuestionarlo, y entender que hay otros sentidos igual de valiosos e importantes, y que la vida es tan basta y tan rica que no puede limitarse solo a un sentido, que el humano es tan extraordinario, que tiene muchos medios más para gozar la vida y estar en contacto con el mundo.

Segundo, trabajar mucho con mi mundo interno; investigando qué pensamientos me ayudan y cuáles no; qué emociones son dañinas y cuáles son más sanas; qué acciones me debilitan y cuáles me fortalecen. Por ejemplo, entendí la diferencia entre limitación y límite.

Un límite es una barrera física o imaginaria que nos separa de algo, como una puerta cerrada que nos impide salir de una habitación. Una limitación es la acción de limitarse.

YO decidí dejar de limitarme y cuidar que mis acciones no me limiten, porque tengo de por sí muchos límites orgánicos, muchas barreras por superar, algunas imaginarias, otras reales, pero mi desafío es ir encontrando recursos internos y externos que funcionen para alcanzar el mismo bienestar que mis ojos me darían si funcionaran.

MI límite real es que mis ojos no funcionan. MI limitación sería que yo me aferrara a ver, a operaciones, a curas, a intentar abrir esa puerta que permanece irremediablemente cerrada. YO no puedo limitarme de esa forma si quiero encontrar bienestar, mi resiliencia es escapar por las ventanas, hacer túneles, hacer otra puerta, o inventar cualquier otra solución que me permita salir de esa habitación sin depender de la puerta cerrada. En resumen: encontrar otros ojos para ver la vida.

Te invito a reflexionar sobre esto:

¿Qué tanto dependes de tu mundo externo y qué tanto de tu mundo interno para alcanzar tu bienestar?

¿Qué límites existen en tu vida pero qué limitaciones te estas generando tu misma?

Pepe Macías

pepe@dialogoenlaoscuridad.com.mx