Regresiones políticas

24 diciembre, 2020

En los días pasados ocurrieron dos sucesos políticos que me hicieron temer por mi integridad y mi dignidad como persona con discapacidad.

El primer suceso está en el punto 16 de la guía ética para la transformación de México que publicó la presidencia, y donde textualmente dice: “es universal como derecho y como un deber del que quedan excluidos menores de edad, adultos mayores y personas con alguna discapacidad”.

EL segundo suceso ocurrió cuando el presidente dijo que palabras como “empatía”, “resiliencia” y “holístico” son tecnicismos neoliberales, de moda y que no se entienden.

Tengo 38 años y soy ciego; trabajo y gracias a eso soy el sustento de mi esposa e hijo, he logrado que tengamos una vida digna. Para esto, tengo dos estrategias: la resiliencia y la empatía.

A través de la resiliencia me adapto a vivir en una sociedad visual y me fortalezco para no resignarme a la irrelevancia a la que se nos ha confinado como personas con discapacidad; me impulsa a vivir mi vida y valorarla aunque mis ojos no funcionen.

La empatía la empleo para conectar, es mi puente de entendimiento con los otros; me ayuda a ver con los ojos de los que ven, a generar entendimiento sobre mi realidad en la gente que me rodea y crear relaciones de igualdad.

La resiliencia y la empatía han estado con la humanidad desde siempre y nos han consolidado porque son cualidades que nos distinguen de otras especies. La resiliencia nos permite enfrentar adversidades, superarlas y fortalecernos. Es el rasgo que nos ha llevado a evolucionar. la empatía nos ha ayudado a conectar con los demás y con sus necesidades más profundas; es el rasgo que nos permitió colaborar alrededor de nuestras vulnerabilidades como especie.

YO no creo que estos conceptos tengan algo de neoliberales. Si alguien los usa con fines políticos para llevar agua a su molino, eso es otra historia. Es cierto que ambos conceptos comenzaron a investigarse hasta hace pocas décadas y por esa razón están de moda, cosa que celebro, y ojalá un día formen parte del vocabulario del pueblo, porque una sociedad que hable las palabras “empatía” y “resiliencia” estoy seguro de que será una sociedad mucho más comprensiva e incluyente.

Los acontecimientos políticos que describí son regresiones de los derechos humanos, pasajes que ya no nos debería de tocar vivir hoy. Es preocupante que esto suceda, pues no creo que hayan sido descuidos; creo que son el reflejo de mentes estrechas, egoístas y perdidas en el tiempo. Es política de hace un siglo.

Me niego a cargar con una etiqueta más en mi vida. Yo no soy neoliberal, término de moda en México y el cual, sinceramente, yo tampoco entiendo, no al menos como lo definen los que gobiernan, y quienes creo que manipulan este término a su conveniencia, igual que seguramente otros políticos manipulan la empatía y la resiliencia a conveniencia de sus agendas.

Soy un hombre ciego que quiero seguir trabajando, generando mi sustento y el de mi familia; aspiro a mejorar, a crear posibilidades para mí y para la gente que me rodea, aspiro a crear una sociedad más resiliente y empática, con la finalidad de que todos podamos VIVIR, con mayúsculas, de forma digna, autosuficiente, sustentable, sin dañar y con bondad.

Pepe Macías
pepe@dialogoenlaoscuridad.com.mx